Conv. de Jovenes 2024

«Llamó Jesús a los Doce, los envió de dos en dos y les dio poder sobre los espíritus inmundos. Les mandó que no llevaran nada para el camino: ni pan, ni mochila, ni dinero en el cinto, sino únicamente un bastón, sandalias y una sola túnica.».

El fin de semana del 11 al 14 de julio los jóvenes de nuestro país participaron del Encuentro Nacional de Jóvenes del Camino Neocatecumenal. Este año se inició con la misión de dos en dos, los jóvenes llegaron el jueves por la noche a los pueblos a los que fueron enviados y el viernes por la mañana salieron enviados de dos en dos, con parejas elegidas al azar, a evangelizar a los diferentes barrios, fueron enviados a vivir el Evangelio de manera radical, sin llevar nada para el camino, sin dinero, solo con la cédula de identidad y dispuestos a experimentar la providencia divina por todo un día y una noche; algunos durmieron a la intemperie, les cerraron puertas y les abrieron otras, les dieron comida y hospedaje, indistintamente de lo que hayan vivido en ese día volvieron como los apóstoles, contentos de ver las obras de Dios.

El sábado regresaron y celebraron la Eucaristía en la Parroquia Inmaculada Concepción de La Unión, presidida por Mons. Laurențiu Dăncuță, Encargado de Negocios de la Nunciatura Apostólica en Costa Rica. Providencialmente el Evangelio de ese día, Domingo XV del tiempo ordinario, era precisamente Mc 6,7-13, el envío de los Doce de dos en dos, lo que vino a confirmar la experiencia de los jóvenes.

El domingo se concluía con un encuentro en el Polideportivo de Cartago, rezaron las laudes, presididas por Mons. Mario Quirós, obispo de Cartago. Luego de unas riquísimas catequesis y exhortaciones de parte del equipo de Catequistas, Maricarmen Domenech, Pbro. Attilio Morelli y German Guardiola, se realizaron las llamadas vocacionales, aproximadamente 80 jóvenes. Posteriormente, entre cantos acompañaron la imagen de la Virgen María y a las nuevas vocaciones en peregrinación hacia la Basílica de Nuestra Señora la Reina de los Ángeles, donde se entró solemnemente cantando y los jóvenes vocacionados se arrollidaron ante el altar de la Virgen y el padre Attilio realizó una oración de envío para fortalecerlos y animarlos a perseverar. Finalmente terminaron realizando una alegre danza en la Plazoleta de la Basílica.

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